Un antes
Todo proyecto tiene unos precedentes que explican la evolución de una idea primaria muy básica a la complejidad de un proyecto elaborado a punto de ver la luz.
Todo comenzó allá por el 2005… pero esto ya lo he contado en la sección de Nuestros Profesionales. Mi primer contacto con el mundo de la docencia en el huerto lo tuve en el Instituto de Enseñanza Secundaria San Albino de Paradas; aquí comenzó una pasión que hasta día de hoy no ha parado de crecer.
Tras realizar varios proyectos relacionados con huertos escolares e intercambiar opiniones con compañeros docentes involucrados en proyectos de huerto escolar de diferentes provincias observé que en la mayoría de huertos escolares, el equipo docente tiene verdaderas dificultades a la hora de abordar el recurso huerto. Esto lleva en muchos casos a un escaso aprovechamiento del potencial didáctico del huerto, y en algunos de ellos incluso al abandono del proyecto.
Consciente de la gravedad del problema comencé a madurar la idea de poner a disposición del profesorado mis conocimientos para ayudar en su labor docente y exprimir al máximo el potencial didáctico del huerto ecológico escolar. La idea evolucionó del asesoramiento a la creación de un huerto demostrativo con bancales asignados a los diferentes centros educativos, pero los bancales físicos me limitaban mucho el número de colegios con los que podría colaborar.
Un buen día, hablando con mi hermano, decidimos que el proyecto debía evolucionar hacia un juego educativo que se saliera de lo común y que no sólo incluyera nociones de cultivo, sino también actividades, misiones para aprender de una forma muy divertida, actualizaciones semanales, etc. Y así fue.
¡Buaf! Se dice pronto, pero como lo estamos haciendo todo entre los dos, cuesta… ¡claro que cuesta!… pero sarna con gusto no pica…