¡Magia! Las hojas que desaparecen

Hablemos de algo interesante sobre los árboles y sus hojas. Seguro que han notado que cuando llega el frío, muchos árboles dejan caer sus hojas. ¡Es como si estuvieran despidiéndose del verano!

Ahora, ¿qué creen que sucede con todas esas hojas que caen? Imaginad si todas estas hojas se quedaran amontonadas bajo los árboles, ¿qué pasaría? Los montones de hojas serían ¡enormes! Pero aquí viene una pregunta: ¿Alguna vez han visto montones de hojas gigantes en la calle o en el parque? ¡Yo tampoco!

¿Qué creen que sucede entonces con estas hojas? Este es un misterio que vamos a descubrir juntos.

Etapa/Ciclo:

  • Infantil_2.

Distribución Temporal:

  • Tres sesiones.

Materiales y Recursos Didácticos:

  • Tarro grande con paredes transparentes.
  • Suelo del huerto (1 litro aprox.).
  • Hojas de hortalizas (preferiblemente acelgas, lechugas o espinacas) o de otras plantas.

Objetivos:

  • Generar un sentimiento de respeto y cuidado hacia la diversidad de seres vivos del huerto.
  • Diferenciar los distintos tipos de plantas que crecen en el centro según su porte.
  • Recrear un proceso natural en el aula para su mejor conocimiento.
  • Introducir el método científico a través de la experimentación.

Secuenciación Didáctica:

En primer lugar aprenderemos a apreciar la diversidad de seres vivos que existe en nuestro entorno. A continuación nos centraremos en las plantas, realizando una clasificación de las que podemos observar en nuestro centro o en sus inmediaciones, clasificándolas según su tamaño. Dentro de los árboles, si estamos en otoño-invierno, también diferenciaremos entre árboles con hojas (perennes) y árboles sin hojas (caducas).

Posteriormente, realizaremos en el aula un experimento para comprobar cómo desaparecen las hojas por arte de magia sin que nadie las toque. El proceso que tendrá lugar dentro de nuestro tarro en clase es el mismo que ocurre en la naturaleza, y gracias al cual las hojas caídas y todos los restos orgánicos se convierten en abono para las plantas. Los organismos microscópicos que traía el suelo de huerto son los que se comerán (descompondrán, degradarán o compostarán) las hojas de nuestro tarro y harán que desaparezcan con el tiempo. El hecho de que sean organismos no visibles a simple vista nos permitirá dar el toque mágico al experimento.

Sesión I

Comenzaremos explicando que estamos rodeados de muchísimos seres vivos. Las plantas y animales que nos rodean, aunque sean pequeños, son necesarios para nosotros/as y debemos protegerlos. Para poder protegerlos, antes debemos conocerlos, para lo que saldremos al patio y/o al huerto.

Una vez fuera del aula, nos dedicaremos a observar y clasificar los diferentes tipos de seres vivos que veamos, clasificándolos en un primer momento en animales y plantas. Para poder observar los animales prestaremos atención a zonas con flores, con vegetación, donde exista suelo natural, arriates o jardineras, compostera,… Las plantas son más fáciles de observar y de clasificar según su tamaño, así que las clasificaremos en hierbas, arbustos y árboles.

A continuación explicaremos que muchos árboles tiran sus hojas cuando llega el otoño porque hay menos luz y para protegerse del frío. Si nos encontramos en otoño-invierno buscaremos árboles con hojas y otros sin hojas para ejemplificar la anterior explicación. 

Finalmente observaremos un gran árbol cercano y preguntaremos qué ocurrirá con las hojas que caen si nadie las recoge ni se las lleva el viento. ¿Y si fuera un bosque natural donde nunca van las personas? Guiaremos la charla hacia los grandes montones de hojas que se podrían formar y los problemas que esto ocasionaría.

Sesión II

Comenzaremos la siguiente sesión hablando de los árboles que tiraban sus hojas en otoño y de cómo es posible que no veamos montones de hojas gigantescos en bosques y jardines. 

A continuación explicaremos que vamos a llevarnos un trocito de naturaleza a clase para observar lo que ocurre con las hojas caídas de los árboles. 

Para ello debemos llenar un tarro grande (con paredes transparentes y tapa) con suelo de huerto hasta la mitad. A continuación colocaremos unas hojas de verduras sobre el suelo y cerraremos el tarro. Teniendo en cuenta que la descomposición de la materia orgánica es un proceso lento, las hojas seleccionadas deben ser fácilmente degradables para que no tarden mucho en desaparecer y el alumnado no pierda el interés en el experimento. Las hojas de hortalizas tipo hoja como lechugas, espinacas o acelgas son las ideales para ello.

A continuación comprobaremos que no haya animales dentro del tarro y si es así, los sacaremos con cuidado. Humedeceremos sin encharcar el suelo si es necesario y cerraremos la tapa para que no entre ni salga nada en el tarro. Pondremos el tarro en oscuridad y lo dejaremos allí hasta que las hojas desaparezcan. El docente revisará regularmente los tarros, abriendo el tarro por unos segundos en cada inspección.

Terminaremos la sesión preguntando sobre qué creen que ocurrirá con las hojas dentro del tarro.

Sesión III

Cuando el docente compruebe que las hojas han desaparecido sacará el tarro y se lo mostrará al alumnado. Si es necesario, contextualizará el experimento recordando de forma breve lo que hicimos en las dos sesiones anteriores.

Reflexionaremos durante 15 minutos con las siguientes preguntas: ¿Dónde están las hojas? ¿Qué ha ocurrido con ellas? ¿Es lo que esperábamos?

Para terminar explicaremos que las hojas se han transformado en suelo y que esto es lo que pasa en la naturaleza. El suelo en el que se transforman las hojas es un suelo bueno, de color oscuro y sirve de alimento a otras plantas. Esto también es lo que ocurre dentro de nuestra compostera, pero mucho más rápido porque las lombrices y los bichos bola nos ayudan a convertir hojas y otros restos vegetales en suelo bueno.

— Dani Trigueros

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