La textura de nuestros suelos

¡Vamos a explorar el increíble mundo del suelo en nuestro huerto! Las plantas necesitan el suelo para crecer y obtener la comida y el agua a través de sus raíces. Pero el suelo es mucho más interesante de lo que imaginamos. No está vacío, está lleno de pequeñas criaturas y procesos que hacen que la vida prospere.

En dos emocionantes días aprenderemos cómo identificar y comprender diferentes tipos de suelo. También descubriremos si un suelo es bueno para nuestros cultivos. ¡Es el primer paso en nuestra emocionante aventura del huerto escolar! 

Etapa/Ciclo:

  • Primaria_2.

Distribución Temporal:

  • 2 sesiones. Además de una posible sesión previa para la recolección.

Materiales y Recursos Didácticos:

  • Vídeo educativo sobre el suelo https://www.youtube.com/watch?v=o15eF6F9NL4
  • Suelo de nuestro huerto y 3-4 más (jardín, cultivo agrícola, bosque cercano, arenal o arenero, etc).
  • Celo de embalar.
  • Cartulina grande.

Los suelos habrán sido recolectados por toda la clase en una sesión anterior. Si no es posible, se les pedirá a l@s alumn@s que los traigan de casa.

Objetivos:

  • Dar a conocer la importancia del suelo.
  • Caracterizar el suelo de nuestro huerto.
  • Realizar clasificaciones.

Secuenciación Didáctica:

Sesión I

Dicha actividad se iniciará en clase preguntando acerca de las ideas previas que tiene el alumnado acerca de los diferentes tipos de suelos que conozcan. Dedicaremos a ello 5-10 minutos.

Posteriormente, visionaremos en el aula este vídeo educativo sobre la importancia del suelo.

Tras ello, organizaremos la clase en tantos grupos como tipos de suelos tengamos, que se organizarán alrededor de una mesa protegida con folios reciclados.

Se explica que todos los suelos no son iguales. A cada grupo se le reparte un tipo de suelo, que debe estar humedecido, y se les pide que observen para definir su color y olor (no tiene, a óxido, a bosque, etc). Tras ponerse de acuerdo, cada grupo anotará el tipo de suelo, su color y su olor en una ficha; y cada alumn@ en su cuaderno del huerto escolar.

Continuaremos explicando que todos los suelos diferentes que existen se pueden agrupar en cuatro grandes grupos: arenosos, limosos, arcillosos y francos. Los suelos arenosos son ligeros y cómodos de trabajar, aunque son pobres en nutrientes (alimento) y retienen poco agua. Los suelos arcillosos son difíciles de trabajar y se encharcan, aunque tienen un alto contenido en nutrientes. Los suelos francos son suelos muy equilibrados, ricos en alimento y retienen bien el agua pero sin encharcarse; son los mejores suelos para cultivar. Nosotros vamos a averiguar a qué grupos pertenecen los suelos con los que estamos trabajando en clase, usando para ello una sencilla prueba.

Se les indica que cojan un puñadito de suelo húmedo, lo aprieten varias veces con la palma de la mano para compactarlo un poco e intenten moldear un cordón; si lo consiguen, deben intentar hacer un donut con el cordón. Si la tierra se resbala entre los dedos sin manchar y no permite crear ninguna figura, se trata de un suelo arenoso. Si se puede crear un cordón fino, pero no un donut, y la tierra se puede desmenuzar dejando color en las manos, se trata de un suelo adecuado para el cultivo (tipo franco). Si se puede moldear un rosco cerrado o donut, se cuenta con un suelo arcilloso. 

Sesión II

Realizaremos un mural para caracterizar el suelo de nuestro huerto escolar junto a los otros con los que estamos trabajando. Para ello, dividiremos una cartulina grande en tantas partes como suelos diferentes hayamos caracterizado. En el centro de la cartulina debemos colocar el suelo de nuestro huerto. Cada grupo escribirá en su parte de la cartulina el lugar de donde procede su suelo, el grupo al que pertenece (franco, arenoso, arcilloso o limoso), su color y su olor, dejando un espacio para colocar una muestra de nuestro suelo (un rectángulo de 15×5 cm puede ser suficiente).

Para colocar las muestras de suelo en la cartulina usaremos cinta de embalar doblada sobre sí misma con la parte adhesiva hacia afuera (nos quedará como cinta adhesiva de doble cara). Intentaremos que la longitud de esta cinta adhesiva de doble cara sea de unos 10-15 cm.

Colocaremos un poco de nuestro suelo extendido sobre un folio y retiraremos las piedras y restos vegetales. Repartimos el suelo uniformemente formando una fina capa para posteriormente colocar la cinta adhesiva de doble cara sobre él y presionar suavemente con la punta de los dedos limpias. Así obtendremos nuestra muestra de suelo, que podremos pegar en el lugar correspondiente de la cartulina.

Una vez confeccionado el mural, compararemos el suelo de nuestro huerto con los demás, teniendo en cuenta de dónde proceden y los posibles usos que se le dan a cada uno. Debatiremos sobre los resultados, si son lo esperado, si hay alguno muy diferente, cuál o cuáles elegiríamos para hacer nuestro huerto, etc.

Sería adecuado decorar la clase con el mural, colocándolo en una zona de la pared reservada a los asuntos del huerto, para que siempre tengamos presente su importancia.

— Dani Trigueros

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