Guardería de hortalizas

¿Sabíais que hay muchas maneras divertidas de comenzar un huerto? Algunas veces, compramos plantitas pequeñas llamadas ‘plantones’ para comenzar nuestros cultivos. ¡Pero hay otra forma mágica de hacerlo! Imaginad que conseguimos semillas como las que vemos en nuestras hortalizas y frutas favoritas cuando las comemos. Podemos usar esas semillas para comenzar nuestro propio huerto. ¿Os preguntáis cómo? Cuando las semillas tienen todo lo que necesitan sucede algo increíble: ¡germinan! Eso significa que una semilla se convierte en una plantita pequeña que crecerá y crecerá. ¡Es como un pequeño milagro de la naturaleza!

Por eso, lo que haremos es conseguir semillas para sembrarlas y aprender sobre el nacimiento de las plantas. Haremos un experimento para ver qué necesitan nuestras semillas para germinar y luego las cuidaremos hasta que se pongan fuertes y las podamos llevar a vivir a nuestro huerto. Es emocionante verlas crecer y cómo se convierten en deliciosas hortalizas que podemos comer.

Etapa/Ciclo:

  • Primaria_1, 2 y 3.

Distribución Temporal:

  • 2 sesiones, separadas temporalmente.

Materiales y Recursos Didácticos:

  • Envases de yogur (uno por alumn@).
  • Tapones de botellas de plástico (uno por alumn@ o compartir en grupos de 3-4).
  • Papel continuo o folios reciclados.
  • Servilletas de papel de cocina sin dibujos ni color.
  • Semillas de lechuga (si es posible, de distintas variedades).
  • 3-4 semillas de alguna legumbre (guisantes, lentejas, habas, habichuelas, etc). 
  • Sustrato de cultivo para semillero.
  • Recipiente con tapa o dos platos.

El sustrato o suelo donde sembrar las semillas se puede comprar o elaborar mezclando a partes iguales suelo del huerto, compost (o humus de lombriz) y arena lavada (o turba). La mezcla resultante se debe tamizar con un tamiz de luz pequeña. En el vídeo “Siembra en semillero” (click aquí) se explica detalladamente cómo podemos preparar un buen sustrato para semillero.

Las semillas de lechuga pueden ser sustituidas por las de otro cultivo que queramos introducir en el huerto. Lo único que cambiará es la profundidad de siembra. Para conocer los cultivos que podemos poner a germinar según el mes, podemos consultar un calendario de siembra de la región en la que nos encontremos.

Objetivos:

  • Observar el proceso de germinación y los cambios que se producen en la semilla.
  • Conocer las necesidades que tiene una semilla para germinar.
  • Producir nuestras propias plantas para el huerto.
  • Realizar experimentos científicos para obtener una información deseada.

Secuenciación Didáctica:

En esta actividad aprenderemos a sembrar las semillas correctamente y a dar los cuidados necesarios a las plantitas pequeñas hasta poder plantarlas en el huerto. Además, observaremos los cambios que ocurren durante la germinación de la semilla y descubriremos a través de un sencillo experimento qué necesitan las semillas para germinar, o lo que es lo mismo, las plantitas para nacer.  

Sesión 1

Lo primero que haremos es colocar unas cuantas mesas juntas en el centro de la clase. En el centro de ellas se colocará el sustrato para semilleros, sobre un trozo de papel continuo o folios reciclados. L@s alumn@s, cada un@ con su recipiente reciclado para sembrar, se situarán alrededor de estas mesas.

Explicaremos que usaremos semillas para obtener plantas pequeñas, que cuidaremos en clase hasta que estén lo suficientemente fuertes como para llevarlas a vivir al huerto escolar, donde estarán felices con las otras hortalizas y otros habitantes del huerto.

Antes de llenar nuestras macetitas con sustrato, debemos perforar el fondo del recipiente (3-4 agujeros pequeños) para que drene el exceso de agua, de lo contrario, nuestras plantitas posiblemente no nacerán o morirán prematuramente. También deberemos escribir nuestro nombre para identificarla.

A continuación, rellenamos las macetitas con sustrato hasta el borde y asentamos con un par de golpes suaves sobre la mesa.

Seguidamente procederemos a sembrar nuestras semillas de lechugas; para ello debemos enterrar 2-3 a la profundidad que nos indique el sobre de semillas. Si no disponemos de este dato, siempre podemos seguir la regla general de que se deben enterrar a una profundidad de tres veces el grosor de la semilla. En el caso de las lechugas, cuyas semillas son muy pequeñas, basta con colocar 3 semillas separadas en un pequeño hueco que haremos hecho en el sustrato con el dedo presionando muy suavemente (medio centímetro máximo). A continuación cubriremos las semillas con un poco más de sustrato. Por último, realizamos un riego suave usando tapones reciclados de botellas, con cuidado de no desenterrar las semillas. Durante la primera semana es muy importante mantener la superficie del sustrato húmeda, por lo que debemos regar todos los días, pero en poca cantidad.

Aparte de las semillas sembradas por los alumnos individualmente, entre todos sembraremos las semillas de legumbre entre hojas de papel de cocina humedecidas para poder observar el proceso de la germinación. Podemos usar un plato o un táper para colocar el papel con las semillas. Mantendremos húmedo, pero no encharcado, cubierto con otro plato o la tapadera del táper, en una zona oscura (en un cajón podrían estar bien). Explicaremos que de la semilla saldrá en unos días una pequeña raíz y un pequeño tallo que crecerán y darán lugar a una planta adulta completa. Observaremos todos los días cómo evoluciona la germinación en estas semillas e indicaremos que esto es lo que está ocurriendo en las semillas que enterramos. Con los cursos de tercer ciclo, si tenemos la oportunidad de tomar fotos de las semillas germinando en cada inspección podremos finalizar el trabajo elaborando un poste con ellas, donde se vea la secuencia de los cambios que sufre la semilla hasta convertirse en plantita.

Para descubrir qué necesita la semilla para germinar, también sembraremos, organizados en 5 grupos, 5 macetitas con semillas de lechuga , que identificaremos con rotulador imborrable: 1 (siembra normal con riego normal); 2 (siembra normal sin riego); 3 (siembra normal y riego excesivo sin perforar el recipiente; encharcada); 4 (las semillas no se entierran); 5 (las semillas se entierran hasta el fondo). Cada grupo sembrará una maceta (y regará si se aprecia seca la superficie del sustrato).

Sesión 2.

Cuando hayan nacido las semillas de las macetitas que sembraron individualmente, comprobaremos lo que ha ocurrido con las semillas que enterramos mucho (5) y las que no enterramos nada (4), en comparación con las semillas de la macetita de referencia (1), enterradas a la profundidad correcta. En el caso de las semillas pequeñas, como las de lechugas o zanahorias, las semillas que se entierran mucho no suelen nacer. Las semillas que no se entierren posiblemente tampoco nacerán, aunque en algunos cultivos las semillas podrán germinar si mantenemos la superficie del sustrato húmeda. Con esta comparación se podrá comprobar la importancia de sembrar las semillas a la profundidad adecuada.

A continuación, compararemos la macetita 1 con la 2 (sin riego) y la 3 (encharcada). Las semillas necesitan agua para germinar, por lo tanto, las semillas de la macetita sin riego (2) no nacerán. Además de agua, las semillas también necesitan aire (oxígeno) para poder empezar su germinación. Cuando el suelo se encuentra encharcado tiene muy poco aire; por ello, posiblemente encontraremos que las semillas de la macetita 3, que se ha mantenido encharcada, tampoco habrán germinado. Con esta comparación podremos comprobar la importancia de hacer un riego adecuado para que se produzca la germinación.

Si los resultados del experimento no han sido los esperados, siempre podremos trabajar las necesidades de las semillas para germinar realizando una búsqueda de información (online, bibliográfica, exposición de familiar).

Durante los primeros días de vida de la planta podemos seguir su crecimiento midiéndolas diariamente, representarlo mediante gráficas, hacer un seguimiento diario mediante dibujos y/o escribir los principales cambios que ocurren durante la germinación y en sus primeros días de crecimiento. Todo ello, anotándolo en nuestro cuaderno del huerto.

— Dani Trigueros

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