Esta compostera parece una lasaña

La compostera es el lugar donde se cocina la comida preferida de nuestro cultivos. Para preparar esta comida necesitamos unos ingredientes muy especiales. Hay varias formas de prepararla, pero ¡hoy vamos a aprender a hacerlo de la forma más divertida que existe!

Debemos planificar esta actividad dos semanas antes. ¿Por qué? Porque necesitamos recolectar esos ingredientes especiales en nuestros hogares, tiendas y en la escuela. Una compostera tiene un espacio grande, ¡como cincuenta bolsas de basura! Así que necesitamos muchos materiales para llenarla.

Ahora, ¿cómo lo hacemos? Es fácil como hacer una lasaña. Vamos colocando capas alternas de cosas marrones y verdes. Si necesitamos muchas capas, ¡podemos pedir ayuda a otras clases! Juntos será más fácil y divertido hacer nuestra lasaña especial para la naturaleza.

Etapa/Ciclo:

  • Primaria_Todos.

Distribución Temporal:

  • 2 sesiones.

Materiales y Recursos Educativos:

  • Guantes.
  • Regadera.
  • Compost maduro o suelo de huerto (10 L).
  • Materiales verdes (mitad del volumen de la compostera; restos de fruta y verdura, restos recientes de poda, posos del café, cáscaras de huevo lavadas y secas, pasto verde, recortes de césped). 
  • Materiales marrones (mitad del volumen de la compostera; hojas y ramas secas,viruta y serrín de maderas sin tratar, papel y cartón con poca tinta, paja y heno de cuadras).
  • Un cubo con compost maduro o suelo de huerto.
  • Ramas y palos suficietes para formar una capa.
  • Cartulina.
  • Rotuladores o lápices de colores.

Objetivos:

  • Conocer una técnica eficiente y sostenible para reducir la generación de residuos en el hogar.
  • Aprender a hacer compost.
  • Interiorizar el concepto de que la materia orgánica no es basura; es un recurso.
  • Involucrar a la comunidad educativa para disminuir la generación de residuos del centro.

Secuenciación Didáctica: 

El compostaje es un sencillo método con el que obtenemos uno de los mejores alimentos que podemos dar a nuestros cultivos… ¡y a nuestro suelo! Utilizándolo podemos disminuir a más de la mitad la basura que generamos en nuestra casa y en nuestro centro, con los beneficios medioambientales que esto conlleva (menos gasto de energía y menor contaminación, tanto en transporte como en procesado y almacenamiento). 

Son los organismos descomponedores (un grupo de invertebrados y seres microscópicos que se alimentan de materia en descomposición) los verdaderos responsables de realizar el compost; nosotros tan sólo añadiremos los residuos orgánicos que les servirán de alimento y les proporcionaremos las condiciones para que se encuentren a gusto en nuestra compostera. Los residuos se los podemos ir añadiendo gradualmente, pero lo más recomendable desde un punto de vista pedagógico es llenarla toda de una vez, por el método de las capas alternas de materiales verdes/marrones. Aunque no es lo ideal, si no es posible llenarla en una sesión, podemos ir añadiendo capas alternas poco a poco a lo largo del curso.

Para entender por qué se deben ir alternando capas de materiales, imaginemos que los seres vivos que realizan el compostaje son como nosotros en un buffet libre; los materiales marrones serían como platos de verduras sin sal ni especias y los materiales verdes como postres muy dulces. Aunque nos gusten más los postres, sabemos que para estar sanos debemos comer frutas y verduras. Por eso, aunque en el buffet libre podemos elegir los platos que prefiramos, muy rara vez nos alimentamos sólo de postres porque sabemos que no es bueno. Esto mismo ocurre dentro de una compostera cuando añadimos residuos orgánicos; aunque los seres que se alimentan de nuestros residuos orgánicos prefieren y descomponen antes los materiales verdes, hay que darles también materiales marrones para obtener un compost de calidad.

Sesión I

Dos semanas antes de llevar a cabo esta sesión se ha debido organizar al alumnado, y si es posible a toda la comunidad educativa, para la recogida de residuos. Por lo tanto, en esta sesión ya dispondremos de diferentes tipos de materiales, por lo que nos dedicaremos a identificar y agruparlos en verdes (material vegetal fresco, restos de comida sin carne ni aceites, recortes de hierbas y césped, hojas verdes, posos del café, pelos, cáscara de huevo) o marrones (hojas secas, restos de poda con ramas, hierbas secas, paja, serrín, viruta, papel y cartón sin mucha tinta).

Mientras más pequeños sean los trozos de material que añadimos a la compostera, más rápido se hará nuestro compost. Por eso, una vez separados los residuos orgánicos, nos dedicaremos a trocear los trozos más grandes, dejando sólo trozos con tamaño inferior a la palma de nuestra mano. 

Para terminar la primera sesión podríamos realizar un poste en el que distinguiremos entre materiales que se pueden compostar (diferenciando entre verdes y marrones) y los que no. Añadiremos, con celo ancho transparente, trocitos de cada tipo de material junto a su nombre. Este poste puede dejarse en clase, o plastificarse y colocarse junto a la compostera en el huerto, con el fin de que pueda servir como ayuda a la hora de rellenarla.

Intentaremos que la siguiente sesión no se demore en exceso para evitar la putrefacción de los restos.

Sesión II

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En la segunda sesión llevaremos los residuos orgánicos separados en verdes y marrones a nuestra compostera; una vez allí procederemos a llenarla como se muestra en la imagen superior. 

Comenzaremos con una capa de materiales gruesos (ramas de restos de poda, cartones doblados) que nos servirá para airear la pila de compost desde abajo. Es preferible que esta capa esté en contacto directo con el suelo. A continuación añadiremos capas alternas de materiales verdes y marrones hasta alcanzar la altura deseada (para alcanzar temperaturas capaces de esterilizar nuestro compost, en una compostera de 1 metro cuadrado de base se necesita alcanzar una altura de 1 metro).

Entre capa y capa añadiremos 2-3 puñados de suelo de huerto o de compost maduro con la intención de añadir organismos compostadores (descomponedores).

A continuación, debemos humedecer los materiales usando una regadera para conseguir una humedad elevada pero sin llegar a encharcar. Una vez llena, podríamos añadir una regadera de agua (5-10 L) y en nuestra siguiente visita al huerto, si es necesario añadimos otra. Siempre es mejor quedarse un poco corto y, si es necesario, compensar en nuestra siguiente visita al huerto añadiendo otra regadera de agua.

Para comprobar si la humedad de nuestros materiales es correcta, podemos realizar la prueba del puño. Para ello, se coge un puñado de los materiales que estamos compostando, cerramos con fuerza el puño y si cae agua es que hemos regado en exceso. En este caso, debemos airear la pila con un aireador o añadir más materiales secos (serrín, papel, cartón, hojas secas, etc).

Finalmente pondremos una fina capa de tierra y, si es posible, lo cubriremos todo con 2 capas de cartones y algunas piedras encima para que no se vuelen.

Los cuidados de mantenimiento de la compostera están estrechamente relacionados con las necesidades de los organismos que trabajan dentro de ella (agua, oxígeno y alimento). El alimento no le falta, y el agua y el aire los podemos controlar con los riegos. Cada 2 semanas comprobaremos si la humedad de los materiales es la adecuada; añadiendo más agua cuando observemos que los materiales comienzan a secarse. Si humedecemos demasiado los materiales habrá menos aire disponible para los organismos compostadores, por lo que debemos evitar encharcamientos; si la prueba del puño nos dice que es así, debemos airear y/o añadir materiales secos.

Teniendo en cuenta estos cuidados y disponiendo de un aireador de compostera no es necesario voltear la pila de compost (vaciar y volver a llenar la compostera con el fin de mezclar los materiales). Aún así, debemos tener en cuenta que voltear la pila de compost, aunque es un trabajo duro, hará que tengamos nuestro compost listo en menos tiempo.

— Dani Trigueros

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