
Un buen suelo de cultivo
(EP_2C)
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TEMPORALIZACIÓN: 2 sesiones.
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ESPACIOS: Aula/Casa. Exterior con plantas cultivadas.
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AGRUPAMIENTOS: 3 grupos.
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RECURSOS MATERIALES:
- Video de apoyo sobre el suelo, publicado por La Eduteca (clic aquí).
- Tres bolsas de plástico.
- Pala manual para recogida de muestras.
- Tres vasos de plástico, a ser posibles reciclados, o cualquier recipiente transparente o translúcido.
- Tiras indicadoras de pH o kit para determinar el pH.
- Rotulador indeleble.
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OBJETIVOS:
- Fomentar el conocimiento sobre el suelo y la curiosidad científica.
- Determinar las características de un suelo de cultivo.
- Aplicar el método científico para el análisis de suelos.
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METODOLOGÍA:
En esta actividad centrada en las propiedades de los suelos conoceremos y aprenderemos a determinar tres de sus características más importantes (color, textura y pH). En una primera sesión nos centraremos en la recogida de los suelos o muestreo y en la determinación del color. En la segunda sesión determinaremos el valor de la acidez o pH y jugaremos con barro para determinar la textura. Concluimos determinando los valores medios de datos cuantitativos y cualitativos y debatiendo sobre la calidad de nuestro suelo para el cultivo de plantas.
Sesión I
Comenzaremos preguntando acerca de las ideas previas que tienen los niños/as acerca de los diferentes tipos de suelos que conozcan y si creen que los cultivos crecen igual en todos los tipos de suelo. Se puede usar este video introductorio. Dedicaremos a ello 5-10 minutos.
A continuación, nos organizamos en tres grupos y cada grupo se colocará en una mesa de trabajo, protegida con folios reciclados. Se explica que vamos a salir al huerto o al jardín a recoger muestras de suelo de cultivo. Cada uno de los grupos debe tomar 3-5 paladas de tierra (0,5 L aprox.) e introducirla en una bolsa de plástico para formar su muestra. La muestra se tomará, tras retirar el acolchado y otros restos, de los primeros 15-20 centímetros de suelo. Con la ayuda de un rotulador indeleble se etiqueta la muestra escribiendo el lugar de recolección y el identificativo del grupo que la ha recogido.
Una vez de vuelta en clase/casa, cada grupo se colocará con su muestra alrededor de su mesa de trabajo. Caracterizamos la muestra de suelo de nuestro huerto determinando su color, su tacto (textura) y su acidez (pH). Dichos datos se deben anotar en una ficha común y en el cuaderno del huerto.
Comenzaremos intentando definir entre todos los componentes del grupo el color de nuestro suelo y lo relacionamos con la cantidad de alimento (materia orgánica) que tiene para las plantas (colores oscuros indican presencia de materia orgánica; colores claros reflejan escasez). Así, cuánto más oscuro sea nuestro suelo, más materia orgánica tiene y mejor será para cultivar, ya que la materia orgánica alimenta a las plantas. Guardaremos nuestra muestra de suelo en una bolsa de plástico o dentro de los recipientes transparentes, para continuar con las determinaciones en la siguiente sesión.
Sesión II
Continuaremos con la determinación de la textura de nuestra muestra; para ello, debemos coger un puñadito de suelo, añadirle un poco de agua y apretarlo varias veces con la palma de la mano para hacer barro e intentar moldear un cordón primero, y si lo conseguimos, intentar hacer un círculo con el cordón. Si la tierra se resbala entre los dedos sin manchar y sin permitir crear ninguna figura se trata de un suelo con tacto o textura arenosa. Si se puede crear un cordón fino pero no el círculo y nos deja color en las manos, se trata de un suelo con textura limosa o franca. Si se puede moldear un círculo se cuenta con un suelo de textura arcillosa. Se anota la textura de nuestro suelo en la ficha común y en el cuaderno del huerto.
Seguidamente, mediremos el valor de pH de nuestra muestra tras mezclar un poco de suelo con agua en un recipiente transparente. Para ello, cada grupo dividirá un vaso en cuatro partes iguales marcando tres líneas con rotulador indeleble: Añadiremos suelo hasta el nivel de la primera marca y después completamos con agua hasta la tercera marca. Agitamos con un lápiz la mezcla durante un minuto, esperamos otro minuto e introducimos la punta de la tira de papel indicador de pH. Cuando se haya humedecido la tira hasta la mitad, la sacamos, esperamos 10-15 segundos y comparamos el color del extremo mojado de la tira con los colores que aparecen en la caja del papel indicador. El color más parecido nos dará el valor numérico aproximado del pH de nuestra muestra de suelo. Si su valor es próximo a 7, nuestro suelo es neutro; si el valor es menor que 7 es ácido y si es mayor es básico.
Una vez tengamos los resultados de los tres grupos, les explicamos que al ser tres muestras de suelo de un mismo huerto deben dar valores parecidos. Muy probablemente los valores obtenidos coincidirán en los tres grupos y consideraremos que estos son los valores generales del suelo de nuestro huerto. Si esto no ocurre, posiblemente se debe a que el huerto se ha levantado sobre diferentes tipos de suelo o a la diferente apreciación por parte de los niños; en este caso dialogaremos para llegar a un consenso sobre el valor medio que vamos a asignar al color y a la textura (variables cualitativas). Para determinar el valor medio del pH (variable cuantitativa), utilizaremos la fórmula matemática establecida para determinar el valor medio o media de un grupo de datos: (pH1+pH2+pH3)/3, siendo pH1 a pH3 los valores de pH que han determinado los tres grupos.
Para finalizar esta actividad centrada en el suelo, recordaremos que un suelo bueno para el cultivo es aquel cuyo pH está entre 6 y 7,5, de color oscuro y con el que se puede hacer un cordón pero no un círculo. Terminaremos la sesión dialogando entre todos hasta llegar a consenso sobre si el suelo de nuestro huerto es adecuado para el cultivo. Si no lo es, podemos buscar en libros o internet diferentes cosas que podamos hacer para mejorarlo.
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Texto Motivador Inicial
Hoy seguimos conociendo un poco mejor el suelo, ¡la parte mas importante del huerto a la que no se suele prestar atención! Si aún no lo hemos hecho, terminaremos de entender por qué es tan importante.
Como sabemos, el suelo es la casa de las plantas; pero también es un lugar mágico lleno de criaturas, algunas pequeñitas y otras que no podemos ver sin ayuda de lupas o microscopios. Es como el escondite secreto donde la vida comienza y se renueva, ¡y es muy importante para todos los seres vivos, incluidos nosotros! Cada suelo es diferente, y esto hace que en cada uno de ellos puedan vivir diferentes plantas, animales y criaturas diminutas.
Nosotros podemos diferenciar un suelo de otro usando sólo nuestros sentidos. Para hacerlo, primero ¡haremos trabajo de científicos! Tomaremos muestras del suelo de nuestro huerto y las veremos en grupos para saber más de él. Sintiendo el suelo recogido aprenderemos cosas interesantes sobre el color, el tacto y la acidez de los suelos. ¡Y también aprenderemos a calcular el valor medio de un conjunto de datos!
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Anexo de Conocimientos
En el segundo ciclo de educación primaria los niños/as deben adquirir una comprensión básica y significativa sobre el suelo. Los conocimientos se centran en varios aspectos clave que abarcan desde su definición y composición hasta su importancia para los ecosistemas y la vida en general.
Definición y formación del suelo: Los niños/as deben aprender que el suelo es la capa superficial de la corteza terrestre y que está compuesto por partículas minerales, materia orgánica, agua, aire y organismos vivos. Se formó a lo largo de miles de años a través de la descomposición de rocas y materia orgánica.
Composición del suelo: Es fundamental que los niños/as entiendan que el suelo contiene diferentes componentes. Deben reconocer que está formado por partículas minerales de diversos tamaños (arena, limo y arcilla), materia orgánica en descomposición que aporta nutrientes, así como agua y aire que son esenciales para la vida de las plantas y otros organismos del suelo.
Tipos de suelo: Los niños/as deben identificar y diferenciar los tipos de suelo más comunes: arenoso, limoso y arcilloso. Aprenderán a caracterizarlos según sus propiedades físicas, como la textura y la capacidad para retener agua y nutrientes. Por ejemplo, los suelos arenosos drenan bien pero retienen pocos nutrientes, mientras que los suelos arcillosos retienen más agua y nutrientes pero pueden ser difíciles de trabajar.
Importancia del suelo para las plantas: Es esencial que los niños/as comprendan la relación entre el suelo y las plantas. El suelo proporciona nutrientes, agua y soporte físico a las plantas. Los niños/as deben aprender cómo los nutrientes del suelo son absorbidos por las raíces y cómo estos nutrientes son fundamentales para el crecimiento de las plantas.
Conservación del suelo: Se debe enseñar a los niños/as la importancia de conservar el suelo y las prácticas que ayudan a mantener su salud. Esto incluye evitar la erosión, utilizar abonos naturales como el compost, rotar los cultivos y cubrir el suelo con mantillo para protegerlo.
Experimentos y observaciones: A través de actividades prácticas, como la observación de muestras de suelo y la realización de experimentos sencillos (por ejemplo, pruebas de textura y pH), los niños/as deben desarrollar habilidades científicas básicas y una apreciación más profunda del suelo como recurso vital.
El objetivo es que los niños/as del segundo ciclo de educación primaria adquieran una visión integral del suelo, comprendan su importancia ecológica y agrícola, y aprendan a valorarlo y cuidarlo adecuadamente.
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