El milagro de la germinación
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TEMPORALIZACIÓN: Aunque la mayor parte de la actividad se realiza en una sesión, sólo se dará por concluida cuando las plantitas obtenidas sean trasplantadas al huerto o hayan desarrollado, al menos, tres pares de hojas.

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ESPACIOS: Aula/Casa.

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AGRUPAMIENTOS: Individual.

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RECURSOS MATERIALES:

  • Envases de yogur o natillas (uno por niño/a).
  • Tapones de botellas (uno cada 3-4 niños/as).
  • Papel continuo o folios reciclados.
  • Servilletas de papel de cocina sin dibujos ni color.
  • Semillas de garbanzos, lentejas, habichuelas o guisantes (traerlas tras 24 horas en remojo).
  • Sustrato de cultivo para semillero (debe ser lo más fino posible y esponjoso)(1).
  • Táper u otro recipiente ancho con tapa.

El sustrato donde sembrar las semillas se puede comprar o elaborar mezclando, a partes iguales, suelo del huerto, compost (o humus de lombriz) y arena lavada (o turba). La mezcla resultante se debe tamizar con un tamiz de luz pequeña. En el vídeo “Siembra en semillero” (clic aquí) se explica detalladamente cómo podemos preparar un buen sustrato para semillero y sembrar nuestras semillas.

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OBJETIVOS:

  • Tomar contacto con los procedimientos del método científico.
  • Reconocer la germinación como parte del ciclo de las plantas.
  • Observar los cambios que ocurren durante la germinación.
  • Adquirir progresivamente responsabilidades.

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METODOLOGÍA: 

En esta actividad conoceremos una de las fases más fascinantes del ciclo de las plantas: la germinación. Además, aprenderemos a sembrar correctamente las semillas para que se conviertan en plantas. Previamente, debemos colocar cuatro mesas juntas en el centro de la habitación que se cubrirán con papel continuo o folios reciclados. Cada niño/a con su recipiente reciclado para sembrar, se situará alrededor de estas mesas.

Lo primero que debemos hacer es perforar el fondo de los recipientes (2-3 agujeros pequeños) para que drene el exceso de agua; de lo contrario, nuestras plantitas corren el riesgo de no nacer. También deberemos hacer un dibujo o escribir nuestro nombre para identificar nuestra macetita. A continuación, rellenamos las macetitas con sustrato y asentamos con un par de golpes suaves sobre la mesa.

Después cogeremos, tocaremos y observaremos las semillas, para sembrarlas a continuación. Para ello debemos enterrar 3 de ellas a la profundidad que nos indique el sobre de semillas. Si no disponemos de este dato, siempre podemos seguir la regla general de que las semillas se deben enterrar a una profundidad de tres veces la anchura de la semilla. Para que tengan alguna referencia, ayudaría mostrar algún objeto familiar de la clase con el tamaño al que se deben enterrar las semillas, como puede ser una goma de borrar, un lápiz, la primera falange del dedo, etc.

Cubrimos las semillas con sustrato y regamos con cuidado usando los tapones reciclados. Durante los primeros días es muy importante mantener el sustrato húmedo regando diariamente.

Además de las semillas sembradas individualmente, entre todos sembraremos 3-4 más entre hojas de papel de cocina humedecidas, dentro de un táper.  Lo mantendremos húmedo, pero no encharcado, en una zona oscura (en un cajón podría estar bien).

Tras 3-4 días como mínimo, las plantitas empezarán a nacer en las macetitas y sabremos que ha llegado el momento de colocarlas junto a una ventana bien iluminada, por la que entre la luz solar (directamente a ser posible).

Deberemos regar las plantitas con tapones para evitar regar en exceso. Antes de que nazcan las plantitas, un tapón al día posiblemente sería suficiente; conforme vayan creciendo tendremos que ir aumentando el número de tapones de riego.

Para comprobar qué es lo que está pasando con las semillas que enterramos, observaremos todos los días cómo evoluciona la germinación en las semillas del táper, levantando la servilleta si es necesario. De la semilla saldrá en unos días una pequeña raíz y un pequeño tallo con hojas, que seguirán creciendo y darán lugar a una planta adulta completa. Anotaremos y/o dibujaremos las observaciones diarias en nuestro cuaderno. 

Cuando hayan desarrollado las dos primeras hojas podemos dar el proceso de observación por terminado. Las semillas germinadas las podremos usar para la actividad del siguiente bancal de cultivo o plantarlas en una maceta más grande para llevarlas en un futuro al huerto.

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Texto Motivador Inicial

Tras haber preparado el suelo de nuestros bancales de cultivo, que será la casita de nuestras plantitas, ha llegado el emocionante momento de hablar sobre cómo obtener esas plantitas.

Las plantitas deliciosas que queremos cultivar las podemos obtener de dos divertidas formas: La primera opción es traer a nuestro huerto plantitas pequeñitas o plantones, que podemos comprar en las tiendas de plantas. La segunda opción es más mágica, ¡podemos usar semillas! Las semillas son como pequeñas sorpresas de la naturaleza que podemos sembrar y ver cómo se convierten mágicamente en una planta, en un proceso llamado germinación. Si elegimos esta opción, además aprenderemos cómo cuidarlas de la forma correcta cuando aún son plantas bebés. Si las cuidamos bien, las semillas despertarán y se convertirán en una plantita que crecerá, crecerá y crecerá.

Entonces, ¿Qué os parece? ¿Plantones rápidos o semillas mágicas? ¡Ambas son geniales, pero lo primero que haremos es usar las semillas para observar su magia!

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Anexo de Conocimientos

En el primer ciclo de educación primaria, los niños/as comienzan a explorar conceptos básicos sobre la germinación de las plantas de una manera sencilla y accesible. Este proceso, esencial para la vida vegetal, se introduce de forma que los niños puedan observar, experimentar y comprender los pasos fundamentales que permiten a una semilla transformarse en una planta.

Qué es la germinación: El primer paso es entender qué es la germinación. Se explica a los niños/as que la germinación es el proceso mediante el cual una semilla se desarrolla hasta convertirse en una nueva planta. Este proceso requiere condiciones específicas como agua, luz y una temperatura adecuada. Los niños aprenden que dentro de cada semilla hay una pequeña planta en miniatura esperando las condiciones adecuadas para comenzar a crecer.

Condiciones para la germinación: Los niños/as deben conocer las condiciones necesarias para que una semilla germine. Se les enseña que el agua es vital, ya que activa algo dentro de la semilla que inicia el crecimiento. Además, la temperatura debe ser adecuada: ni demasiado fría ni demasiado caliente. Por último se introduce el concepto de la luz explicando que las semillas necesitan oscuridad para germinar, mientras que cuando germinan necesitan la luz.

Fases de la germinación: El proceso de germinación se divide en varias fases, y es importante que los niños las identifiquen. Primero, la semilla absorbe agua y se hincha. Luego, la cubierta de la semilla se rompe, permitiendo que la raíz (radícula) salga y comience a crecer hacia abajo, enterrándose en el suelo. Posteriormente el tallo (hipocótilo) emerge y crece hacia arriba, seguido por las primeras hojas (cotiledones) que comienzan a realizar la fotosíntesis.

Observación y registro: Es crucial que los niños/as no solo aprendan sobre la germinación a través de la teoría, sino también mediante la práctica. Se les anima a plantar sus propias semillas y observar el proceso de germinación. Los niños pueden registrar diariamente sus observaciones en un diario, anotando cambios como la aparición de la raíz, el crecimiento del tallo y la salida de las primeras hojas. Esta actividad práctica refuerza su comprensión y les permite ver el ciclo de vida de una planta en acción.

Importancia de la germinación: Finalmente se explica la importancia de la germinación en la naturaleza y en la agricultura. Los niños/as aprenden que la germinación es el primer paso para que una planta crezca y produzca alimentos, flores y frutos. Se destaca cómo este proceso es fundamental para la vida en la Tierra, ya que las plantas son la base de la mayoría de las cadenas alimentarias y juegan un papel crucial en el mantenimiento del medio ambiente.

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